Se ha popularizado la idea de que los nueve menceyes de la conquista eran hijos de aquellos otros nueve
vástagos del último rey unitario de Tenerife. Sin embargo, los primeros historiadores dejan relativamente claro que la
división de la isla sucedió un tiempo antes de la conquista, y que
descendientes de los nueve primeros reyes eran los que gobernaban a la llegada
de Alonso Fernández de Lugo y sus tropas. El más categórico es Juan Núñez de la
Peña quien, después de hacer un relato de la división de la isla, dice
textualmente: «...y descendientes de ellos eran los que
reinaban cuando fue la Isla conquistada...».
Todos coinciden en
indicar lo remoto de la creación de los nueve bandos, con una variación entre
autores de cien a ciento cincuenta años antes de la invasión. ¿Cómo se explica
entonces que fueran los hijos de estos los que gobernaban durante la conquista?
Hay que tener en cuenta que investigaciones modernas dan para las poblaciones guanches una esperanza de vida media de poco más de treinta
años.
Esta concepción dinástica de los menceyes
se debe a José de Viera y Clavijo, en el siglo xviii. Este historiador es el primero en fijar tal filiación entre las listas de menceyes, fundamentándose quizá en aquellas aseveraciones
del poeta Viana sobre que el último rey único de Tenerife era “abuelo” de los menceyes de la conquista, tomando el término literal de
padre del padre, mientras que otros autores suponen que en el texto abuelo vale
por antepasado.
Sobre que se recordaran los nombres de los primeros reyes
pero no los de la conquista, he formulado la hipótesis de que los primeros
alcanzaron entre los guanches la categoría de
divinidades, al haber sido los fundadores de los menceyatos.
Esto lo baso en su arraigado culto a los ancestros —recuérdese que cada mencey juraba el cargo
sobre un hueso del más antiguo de su linaje—, y sobre todo en la cita
del navegante veneciano Alvise Cadamosto,
quien arribó a las Canarias en 1450 y se informó de las noticias sobre Tenerife
a través de los Herrera de La Gomera; dice el navegante que los guanches tenían «hasta
nueve formas de idolatría». Para Buenaventura Bonnet, en su El mito de los
nueve menceyes, la religión da la división de la
isla, pero yo pienso que es al revés, y que la división en nueve bandos dio
lugar a otras tantas idolatrías basadas en las efigies de los primeros reyes.
Por todo ello, cabe asegurar que los menceyatos
tuvieron más de dos reyes entre la creación de los mismos y el inicio de la
conquista de la isla en 1494.
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